15 septiembre 2005

 

Aupa el punk patatero


Es de recibo seguir esta andadura bloguera dedicando una entrada a los que han bautizado este nuevo espacio: La Polla Records.

¿Qué es La Polla Records? Se preguntará algún inculto indómito pero deseoso de conocer. La Polla Records es la banda punk rock más grande que ha parido madre, disuelta un aciago día del pasado 2003.

Sin tener ni la más remota idea de tocar un instrumento, en 1979 se juntaban en Agurain (Araba, Euskadi) varios chavales con un cacao de influencias tremendo. Decían mucho “me cago en la polla” y pensaban que un “record” no era una grabación o un vinilo, sino aquello que lograban los grandes atletas. Así surgía un fenómeno de subcultura punk mítico y colosal, La Polla Records, reconvertida en simplemente “La Polla” o “LPR” debido a una nefasta sentencia judicial que dio pie al “Bajo Presión”, pedazo de disco (como todos) publicado con un par con el heroico y desobediente nombre de “La Polla Records”, a modo de despedida de la histórica nomenclatura.

Una vez juntos Txarly, Sume, Maleguín, Fernandito y el magistral Evaristo, auténtico maestro de ceremonias punk, empezó su andadura una de las más grandes bandas en un contexto del que intentaré hablar más adelante, Euskadi en los años 80, explosión de bandas reivindicativas de los géneros más variados.

Con la temprana retirada de Maleguín, sustituido por Abel, se consolidó una formación que duró prácticamente hasta el final, cuando se produjeron algunos cambios antes de la definitiva disolución.

La Polla Records es un grito de rabia punk, con la furia musical que caracteriza a los grandes de este género (y es que hay varios tipos de sonido cutre, y entre los cutres los hay muy grandes y los hay muy malos) y con una característica especial que les hizo y les hace superiores al resto. Una literatura en sus letras cargada de sarcasmo y mala leche nunca vista, casi poesía, cada canción es una lección bien explicada, una patada en la boca a muchísimos estamentos, palabras bien dichas con acordes puestos de aquella manera y un sonido peculiar y característico que se mantuvo vivo siempre aun con la progresiva evolución musical del conjunto.

Todavía recuerdo y recordaré por siempre aquel patio del Colegio Chamberí donde escuchaba de boca de mi amigo Jeffry aquella poesía punk irredenda, aquella desfachatez colosal y ese descaro único, escuchado a su vez por este último en una cinta chana de su tío, que no era si no “La Polla Records Volumen 1”, recopilatorio de los dos primeros discos. No miento si digo, y lo he dicho más de un millón de veces (sin exagerar) que un 33.3% de mi educación me ha sido otorgada por Evaristo y compañía.

Las históricas y más famosas “Salve”, “Cara al culo”, “No somos nada” son sólo la introducción a un mundo lírico rockero, radical y vasco, dónde pueden encontrarse mil y un himnos generacionales. Y es que, desde el 79 hasta el 2003, cada persona atraída por este género musical tiene en la banda sonora de su vida algún tema de los “pollos”.

Así que amigos y amigas, si todavía no conocen a La Polla Records y están interesados en conocer a una de las bandas más grandes de la historia del punk , acudan rápido a su tienda de discos, a su mula de carga o a donde les venga en gana, tecleen “La Polla Records” y culturícense. No esperen armonía porque encontrarán rabia, agresividad y lo mejor de un género que pese a estar algo marchito sigue proporcionando enormes momentos musicales.



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