19 septiembre 2005

 

Letras: Eskorbuto, historia triste


Seguro que más de uno conoce aquello de “Mucha Policía, Poca Diversión”, uno de los más famosos himnos punk. Si además es usted zinefago, sabrá que este tema formaba parte de la banda sonora de “El Día de la Bestia”.

Movido por un interés artístico que, si tiene alguna salida, conocerán ustedes antes que nadie, me hice con el libro “Eskorbuto: Historia Triste”, de Diego Cerdán, posiblemente una de las personas más documentada sobre el grupo de Santurtzi.

He de decir que el libro en sí no es gran cosa, no más que una mera recopilación de entrevistas y artículos antiguos sazonados con algunos comentarios. Ahora bien, para los que tengan curiosidad por este grupo, las entrevistas y transcripciones de comentarios y reportajes son interesantísimas.

Para quien no los conozca, Eskorbuto fue uno de los grupos punk más célebres, creados en Santurtzi (Bizkaia) en los primeros años 80. Al principio, reivindicativos, después, nihilistas absolutos, finalmente entregados a las drogas en su absoluta decadencia, su mito muere con la desaparición de dos de sus miembros, Yosu, guitarrista y alma mater, y Juanma, bajista y vocalista. Posteriormente Paco, su batería, refundó la banda con nuevos componentes, aunque esto lo podemos considerar un grupo totalmente nuevo pese a mantener el mismo nombre.

Sumergiéndome en las páginas de entrevistas he alcanzado una comprensión increíble hacia la persona de Yosu, pieza clave del grupo. Unos tipos a los que yo consideraba unos punkis cutres con un par de himnos generacionales (entre los que se encuentra “Cuidado” una de mis canciones predilectas) se pueden convertir en personas que puedes sentir cercanas y lejanas al mismo tiempo por su actitud y sus reflexiones.

La historia de Eskorbuto, “la banda más honesta del mundo”, como ellos solían decir no es la de unos chavales nacidos en unas circunstancias especiales de marginalidad en la Margen Izquierda del Nervión. Buenos tipos en el fondo, la provocación era su razón de ser, llegando Juanma a afirmar en una entrevista que era fascista (“y yo, terrorista”, añadió Yosu) y que le gustaría tocar en un concierto de Alianza Popular (imagínense el panorama)

Su objetivo en la vida, tocar canciones, expresar sus opiniones, vivir a tope y juguetear con la muerte. Ambos cayeron en el laberinto de la heroína, tan sospechosamente extendida en Euskadi en los años 80, y sus picos y desfases les llevaron a una autodestrucción deprimente. Esta autodestrucción les llevó a hacer algunas canciones y declaraciones muy tristes a la par que muy certeras.

Composiciones simples como “Historia Triste” o “Cerebros Destruidos” dan una visión de la vida tan cruda como es. Aunque por muchos eran considerados apolíticos ambiguos que no se mojaban ni casaban con nadie, ganándose así el odio de todos, lo verdaderamente cierto es que eran la quinta esencia del nihilismo. La muerte era su compañera de fatigas, vivían al día y siempre que hablaban afirmaban que morirían pronto o que, incluso, se suicidarían (y no olvidemos que, en el fondo, la heroína es un suicidio lento)

Recomiendo desde aquí a los seguidores o conocedores del grupo la lectura de este libro por el interés que despiertan los testimonios del mismo. No encontrarán un buen ensayo, pero sí multitud de datos y anécdotas que pueden ayudar a comprender a estas “ratas de Bizkaia”.

A aquellos que por primera vez oyen nombrar a este grupo y quizá les interese profundizar un poco más, les he indicado a lo largo del escrito títulos de algunas canciones que pueden conseguir por el método que su conciencia les permita. No se corten y acérquense un poco al mundo de Eskorbuto.


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