06 enero 2006

 

Reflexiones sobre la ley Anti Tabaco

No se si en este espacio me había yo posicionado respecto a cualquier cosa, pero visto que la Ley AntiTabaco está de moda, no iba yo a ser menos. Sacaré mis dotes políticas para darles un discursito y sacar el debate a la calle, en este caso a la blogoesfera. Nunca olviden que NOSOTROS somos la política, así que sea como sea, esta ley ha conseguido algo bastante difícil normalmente como es sacar el debate a la calle.

No voté al Partido Socialista y dudo que lo haga jamás. Soy un insurrecto rebelde y marginal, sólo he hecho tres votos legales en mi vida: Izquierda Castellana en unas Autonómicas, Candidatura de Unitat Popular en unas Europeas y No a la Constitución Europea. El resto de mis votos han sido considerados nulos, ilegales, que se yo. Quede esto por delante no para que me critiquen o me apoyen, sino para que sepan que en ningún modo mi posición sobre la dichosa ley es partidista.

Quede por delante también que no fumo, esto puede ser un dato interesante.

Dicho todo esto y sin andarme con rodeos, me parece estupendo que se empiece a legislar sobre este asunto y considerar esto un problema. El gobierno está obligado a legislar sobre la salud pública, la salud pública es un problema estatal y sobre el tabaquismo hay datos muy significativos. Está claro que es cuestión de dinero también. Por los impuestos del tabaco el Estado gana mucho dinero, pero pierde mucho más en gastos de sanidad, por lo que tienen ahí una vía de escape.

Los fumadores y otros solidarios, en su perfecto derecho, toman la ley como un ataque a la libertad de fumar o dejar de hacerlo, total, se ha hecho toda la vida, y, total, hay cosas mucho más importantes (esto es cierto totalmente). Sin embargo, creo que estas leyes de nuevo cuño no consisten en perseguir al fumador, sino en crear espacios sin humo para el no fumador. Tomárselo como un ataque es fácil cuando el humo ya es parte de tu vida, pero ponerse en el lugar del otro es más complicado. Como individuo, yo he escogido no fumar. En el momento en que tengo un fumador al lado en un espacio cerrado, me está haciendo partícipe de su cigarro, cosa que traspasa los límites de mi decisión personal de fumar. Si cada vez que alguien se mete un Chinchón al cuerpo nos cayese automáticamente otro por nuestra garganta…

En este sentido veo más que positivo que no se permita fumar en el puesto de trabajo (siempre que este sea cerrado – no digo lo que dice la Ley, digo lo que digo yo) ni en los establecimientos hosteleros, y, es más, en este último sentido deberían haber sido más severos. Dicen los hosteleros, que como todos son unos comerciantes más, que si prohíben fumar (en los locales más pequeños de 100 m2) pierden clientes. Ya están perdiendo clientes, hay locales en los que yo no entro o de los que yo salgo porque están llenos de humo. No creo que sea el único no fumador que haga esto , soy un cliente también y también me están perdiendo. Es cuestión de optar, lógicamente, aunque está claro que el no fumador tradicionalmente no se ha quejado del fumador, mientras que al contrario es más habitual escuchar quejas sobre las prohibiciones de fumar. Yo les voy a ser totalmente sinceros, prefiero que en los locales de trabajo o en los bares de ocio la gente se esté metiendo rayas a que esté fumando a mi lado.

Sobre los puestos de trabajo aun así veo medidas muy estúpidas. Ya les reseñé aquí hace tiempo la película “Smoking Room”. Pienso que siempre que no sea la única sala de descanso de la oficina, debería haber una sala para fumadores. Algunos no lo quieren dejar, otros simplemente no pueden hacerlo, sea como sea no veo porque deben irse a la calle a fumar pudiendo algunas empresas (no todas tienen la posibilidad) crear salas para tal efecto. Igualmente no entiendo como no se puede fumar en las terrazas del centro de trabajo. A mi me da igual que fumes, lo que quiero es que no fumes a mi lado en un espacio cerrado. Si quieres fumar en la terraza, fuma.

Me parece también lamentable que no se ataque más a la industria tabaquera y se ataque sin embargo al fumador, que no deja de ser el último eslabón de la cadena. La industria tabaquera se aprovecha de un vicio ajeno para enriquecerse y además introduce sustancias que crean más adicción y son más nocivas, como es el alquitrán. Una alternativa interesante sería introducir aquí el concepto de los “coffeeshops” de Holanda. A parte de marihuana y otras sustancias (otro debate que surge aquí, legalización de determinadas sustancias), se debería potenciar el tabaco de liar y poderse fumar tranquilamente en estos locales. Locales de ocio con licencia especial donde los fumadores pueden ir tranquilamente y regocijarse en su humo. Creo que ya existen las Cavas de Puros, que, según tengo entendido son lugares donde se degustan puros. Si no es así corríjanme, pero si es así pues es una idea a tener muy en cuenta.

El asunto que dejo para el final es el de que “hay cosas más importantes”. Un argumento que como argumento es fútil aunque no carece de razón. Que una cosa sea mala no quiere decir que la otra deje de serlo, que haya que acabar con una cosa no significa que no haya que acabar con la otra. Y más aún no tiene sentido decir esto conociendo la coyuntura política actual y la bajeza moral de los gobiernos socialistas, sin duda los que más medias tintas tienen y tendrán en la política contemporánea. En resumen, que no creo que el gobierno socialista, a sabiendas de que hay otras cosas peores, vaya a actuar contra las mismas con la misma firmeza que contra el tabaco, aunque está claro que debería.

Poniendo el caso de que sí quisieran combatir determinadas situaciones (contaminación de fábricas, emanación de gases y humos de los coches etc), no olvidemos que el orden de los factores no altera el resultado. Que 2+4 es igual que 4+2 y que perfectamente se puede empezar por un sitio que por otro. Además, en el hipotético a la par que dudoso caso de que el gobierno socialista tuviera la más mínima intención de combatir las tantas cosas peores que hay para la salud, la concienciación de masas siempre comienza por las medidas pequeñas, las medidas grandes efectuadas de manera radical podrían generar un divertido caos, pero no creo que un gobierno de centro izquierda tenga intención de destruir en un instante determinadas industrias (ojalá). Y, pese a todo, como digo, que una cosa esté mal no hace que otra esté bien.

Otra cosa que escucho es “si es tan malo pues que prohíban el tabaco”. Algo así como “para que se fastidie el cocinero, voy y no como”. Es posible que haya gente que quiera prohibir el tabaco, al igual que habrá gente que quiera prohibir muchas cosas, incluso el alcohol. Lo que yo creo es que, más que prohibir , hay que permitir que cada uno haga con su vida lo que quiera siempre dentro de los límites de la seguridad global y respeto a lo que haga el otro.

De lo que si estoy en contra es de majaderías como la de San Francisco, ciudad en la que está prohibido incluso fumar en los parques. Espero que esos límites jamás lleguen, aunque bueno, aquí ya está prohibido beber en los parques (ley antibotellón, otro tema interesante de debate).

Definitivamente, quiero que comprendan los que se sienten perseguidos que no se trata de criminalizar al fumador, convertirle en el marginado del siglo XXI, sino de crear espacios de humo y espacios sin humo, para respetar las opciones personales de cada cuál. Fácil de decir, difícil de llevar a cabo.
(eso si, que sepan todos que cada vez que Mercedes Milá saca el temita, me dan no sólo ganas de que fume todo el mundo, sino de fumar yo mismo)


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