19 abril 2006

 

¿Te imaginas un mundo sin Bisbal?

Me tienen hasta las narices la SGAE y sus amigos. Así que he decidido que si, que me imagino un mundo sin Bisbal. Cada vez que nos hablan de la muerte de la música esta pandilla de papanatas me entra la risa. ¿Me está diciendo el señor Teddy Bautista que la música es un invento de la industria musical?. Los trovadores y juglares de antaño no existían, porque no existía la SGAE ni la industria. No existía el tam tam ni la flauta travesera. La dulzaina y el tamboril los inventó la SGAE para que hubiese música, al igual que la música sacra. Mozart, lógicamente, era un tipo que vivía de la SGAE, al igual que Beethoven. Si los inspectores de la SGAE, tan avanzados para su época, no hubiesen recaudado todos los fondos para Ludwig y Wolfgang, su obra no nos habría llegado intacta. “Scotland the brave”, el himno de Escocia, no habría sido posible sin la estimable ayuda de la SGAE. No, no busquen tres pies al gato, la gaita escocesa, la bravura rebelde o el deseo de transmitir sentimientos de una manera artística no influyeron en la creación del que es probablemente el himno más bello de la tierra. No, amigos y amigas, se lo debemos a la SGAE.

Me imagino un mundo sin Bisbal y sin industria musical. Sin payasos pseudoartistas cuya única pretensión en la vida es vivir del disco que grabaron hace 30 años y de la multa preventiva sobre los cd’s que es el célebre canon de la SGAE. Tipos como Ramoncin, Victor Manuel o Teddy Bautista son un cáncer para el arte. La SGAE es uno de los lobbies más importantes de esta monarquía bananera, un lobby consistente en que unos mendas que hace cien años grabaron un disco se han constituido en defensores a ultranza de la música, adalides del arte y la creación intelectual. Para esta gente la música no es un medio de expresión artística. Tampoco es un trabajo, pues yo no veo que hagan conciertos semanales, ni siquiera es una afición más, pues hace años que no conozco novedades de los cabecillas de la SGAE. Lo que buscan, como ya sabrán todos y todas, es seguir chupando del bote.

Así que, amigos y amigas, me temo que lo más coherente que podemos hacer es cargar las alforjas de nuestra mula hasta que el animalico muera de cansancio. Por un mundo sin industria musical. Viva yo y mi estómago.

(aunque no lo parezca, Bisbal me parece un tío "majete")


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