08 diciembre 2005

 

He visto... La Venganza de los Sith

La Venganza de los Sith (The Revenge of the Sith, George Lucas, 2005)

No se pueden ni imaginar lo que significa para mi algo tan tonto como es “La Guerra de las Galaxias”. Sin embargo es una saga que a parte de maravillarme me evoca a días lejanos donde era un enano ingenuo que se veía las pelis una tras otra cuando me quedaba en casa de mis abuelos.

Toda la vida viendo la mítica saga hizo que, como a todos, me salieran burbujitas en el estómago de pensar en la nueva trilogía que se avecinaba.

La primera de las tres nuevas, La Amenaza Fantasma, que vi lo menos ocho veces en el cine, es, sin embargo, una absoluta decepción, una película infantil llena de defectos con un guión bastante lamentable y unos personajes innecesarios, a parte de extrañas desconexiones de la mente de George Lucas, que hizo una película de lo más absurda.


Con El Ataque de los Clones, la cosa mejoró levemente. No es una obra maestra pero se deja ver.

De La Venganza de los Sith teníamos todos muchas esperanzas, más que de cualquier otra. No era para menos, pues vistas las dos anteriores todos ansiábamos un digno final para la primera trilogía, un enlace correcto para las tres grandes. Y se consiguió.

Esta tercera película se inicia con una interesante trama, con las guerras clon de fondo. El Conde Dooku tiene secuestrado al Canciller Palpatine, pero Obi Wan y Annakin acudirán a su rescate.

Una vez rescatado, Annakin comienza a tener pesadillas. Padmé espera un hijo y el sueña que muere en el parto. Este temor le hace más vulnerable ante un Palpatine que empieza a comerle la cabeza y posicionarle en contra del Consejo Jedi.

El miedo a perder a Padmé y la desconfianza en el Consejo hacen que Annakin caiga finalmente en manos del Canciller y se una a el para destruir a los sith.

Es con mucho la mejor película de la nueva trilogía, la que mejor trama y mejor guión tiene, la más interesante y menos infantil, mucho más oscura que las otras dos, una auténtica tragedia galáctica. El principal fallo es el de escoger a Hayden Christensen como Annakin Skywalker, ya que su interpretación es más que floja. A esto hay que añadir que algunas escenas son simplísimas. Y de entre estas escenas simplísimas, la escena en que Annakin se alía definitivamente con Palpatine. Había mucho que contar en las dos primeras entregas, Lucas no lo hizo y ha tenido que meter todo en esta. Al menos es un esfuerzo loable el tratar de explicar todo en esta última entrega.

La trama me parece redonda y nos muestra a un Palpatine como un gran estadista, un político zafio que mueve todos los hilos posibles para hacerse con el poder. En la antigua trilogía poco sabíamos de Palpatine, sólo que se trata de un señor viejo con muy mala leche. En esta , lo que más destaco es su ascensión al poder, incluso por encima de la transformación de Annakin. Y es que al contrario que lo que sucede con Annakin, toda la trama de Palpatine, que aparece como secundaria, se muestra con formato al detalle.

El tratado político que hace Lucas es más que bueno. No nos engañemos, George Lucas es un tío que vive montado en el dólar, pero lo cierto es que esta película tiene muchas influencias de la Guerra de Irak y además unas enseñanzas sobre la democracia impresionantes. El mismo Lucas, creador del mito de los caballeros Jedi, es el que pone a un Mace Windu dispuesto a tomarse la justicia por su mano. Y la frase de Annakin en el planeta Mustafar “si no estás conmigo eres mi enemigo”… que brutal.

La antigua trilogía me parece una apología de la rebelión. Las dos primeras de esta trilogía, meras películas de ciencia ficción y aventuras. Pero esta tercera parte de la saga me parece una obra muy a tener en cuenta, una fábula no tan fabulosa sobre el poder y la corrupción, mucho más completa (hablo sólo de esta tercera película) que otra trilogía sobre el bien y el mal como es “El Señor de los Anillos”. Si en la trilogía de Tolkien estaba más que claro que había dos bandos irreconciliables, sin claroscuros, como el del bien y el del mal, en esta hay una serie de personajes con múltiples lecturas y reacciones ante las situaciones críticas. Obi Wan es leal pero ingenuo, Mace Windu profesional pero excesivamente paternalista, Yoda es sabio pero cobarde (no sabe actuar a tiempo) y Annakin un ser debil, inseguro y torturado.

Aunque esté más que mentada en otros lugares, quiero mencionar también la escena en la que a Annakin (que ya era Darth Vader) le ponen por primera vez el traje y la máscara con los que le conocimos todos en la trilogía original. Pone el vello de punta.

Existimos todavía, creo, los que tras los efectos especiales y los sables laser hemos disfrutado con las tramas y personajes de esta célebre saga. Aunque esta última entrega de la primera trilogía adolece de algunos fallos en la historia (la culpa es del propio Lucas, que incluyó en las primeras entregas bobadas totalmente innecesarias), es un broche final más que digno al primer acto de La Guerra de las Galaxias.

El molómetro de Sonic:




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