22 enero 2006

 

He visto... Trainspotting


Trainspotting (Danny Boyle, 1996)

Qué mejor para desconectar de los exámenes que recibir una bofetada visual en toda la cara, un ponerse firme, una reacción ante la vida como es Trainspotting.

Basada en una novela de Irvine Welsh (que hace un pequeño papel), esta película convulsionó el cine europeo y mundial allá por el 96, hace diez años.

Trainspotting se abre paso como producto de calidad en múltiples aspectos. Su buena e imaginativa dirección, sus excelentes interpretaciones, sus grandes momentos – algunos hilarantes, otros durísimos- y sobretodo su crudeza. El cine social europeo es algo que en general da bastante saquete, películas llenas de moralina de centro izquierda, gauche divine tras las cámaras, discursitos socialdemócratas de poca monta, en definitiva.

Aquí no. Tenemos un escenario idéntico y personajes idénticos, barrio de clase obrera de capital europea (Edimburgo, Escocia), jóvenes con poco futuro, delincuentes y matones… pero en lugar de andar contándonos tonterías, Trainspotting te planta lo más crudo de la vida en toda la cara, te lo mete por los ojos y te atrapa durante hora y media hasta que decide soltarte. Intenta hacerlo al revés, intenta ser tu el que deja Trainspotting…

Hinco en el suelo mis rodillas ante esta gran obra que merece todas mis alabanzas y, si cabe, más todavía.

La película nos presenta la vida de cinco amigos, tres yonkis (Ewan McGregor, Jonny Lee Miller,Ewen Bremner) , un matón de poca monta (Robert Carlyle) y el típico chico diez (Kevin McKidd). Y de entre los cinco amigos se centra en Mark Renton (McGregor), como podría haberse centrado en cualquier otro. Pero le elige a el y crea una empatía vibrante e inquietante. Renton atrapado por la droga, Renton intenta dejar la droga, Renton atrapado por la policía… todas las subidas y bajadas de este antihéroe contemporáneo (que en la escena de la discoteca es “fundido” con Travis Bickle), sus reflexiones (a los escoceses más puretas les debió doler bastante, aunque dice verdades como puños), las de sus amigos… un universo de personajes con un problema de fondo, la heroína, y sus diferentes vicisitudes.

Hay tantas escenas memorables que es difícil mencionar las más destacadas, pero hay bastantes que lo son. Desde la mentada reflexión sobre el papel de Escocia en la tierra a la sobredosis de Renton, pasando por la célebre escena del baño o la entrevista de trabajo a Spud. Diez años después la película sigue bien viva, muy vigente, rabiosamente influyente en el cine de hoy.

Las interpretaciones de unos por entonces semidesconocidos son para enmarcar. Ewan McGregor lo borda. A mi me lo pone usted como yonki o como jedi y me lo creo de todas todas, palabrita del niño Jesús. El resto del reparto es así mismo brillante, pero quiero destacar por encima del resto a Robert Carlyle, que interpreta a Begbie, un tipo despreciable que pasará a la posteridad por la genial interpretación de Carlyle.

Polémica, dura, satírica, desafiante, única.

El molómetro de Sonic:




Por cierto, que husmeando por Imdb.com resulta que Kevin McKidd, el que hace de Tommy, es mi admirado Lucio Voreno en "Roma". No me había percatado, pero bueno es saberlo.

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