07 febrero 2006

 

Guía Mitxolin: Viña T

Mesón Viña T

Calle Navas de Tolosa

Metro: Callao (L3, L5) y Sol (L1, L2, L3)

Lo primero de todo, espero sepan disculparme por no haberles indicado el número exacto donde se encuentra este local. La calle Navas de Tolosa es tan sumamente pequeña que espero que los que se aventuren a ir (entre los millones de lectores seguro que algún enfermo hay) lo encuentren sin problemas.

El Mesón Viña T es una cita indiscutible, un bar que debería ser de culto y sin embargo no lo es, una parada de los monstruos (la más grande y bizarra, pues ya desapareció hace cosa de un año el Café Doré) de obligada visita.

Seguro que cuando se pasen se asustan. Normal. Un bar desangelado, con pocos clientes, pero selectos. Todos los vagabundos del barrio (bueno, todos no, sólo los más alcoholicos), punkies de los kostras auténticos (que dentro de unos años no podrán distinguirse de los primeros) y personajes claramente bajo la influencia de sustancias psicotrópicas. Un programa que no falta, si van el día apropiado, es Cine de Barrio. La tele está siempre puesta y, atención, primicia, allí me enteré yo del fallecimiento de Juan Pablo II.

Lo más destacado de este local, y probablemente lo más famoso dentro de su escasa fama, es la sangría, una sangría excelente con un sabor especial nunca probado antes. Ni se ni quiero saber de que está compuesta, cuál es la sustancia que da el sabor especial, pero puedo asegurarles que es riquísima y a precio bastante razonable.

Las bebidas van acompañadas de tapas decentes. No son abundantes y a veces son demasiado “cacahueteros” , pero tampoco son escasas ni de baja calidad.

Además tienen un surtido de raciones que no por clásico deja de estar bueno. El chorizo frito es posiblemente lo más destacado, aunque tienen una oferta más amplia, que no les paso a relatar pues es la típica de todos los bares. Sin embargo su calidad, lejos de lo que puede parecer dada su exquisita clientela, es notable.

El servicio es bastante peculiar. El dueño o gerente es un tipo de mediana edad (aunque difícil de precisar) con la mente más allá que acá, aunque es bastante normal. La dueña, sin embargo, es una mujer bien acorde al resto de la clientela habitual, muy similar a la típica politoxicomana de barrio. Les juro que no tengo ningún tipo de prejuicio, pues voy con cierta frecuencia a este local, sino que intento hacerles una descripción lo más fiel posible.

El resumen de todo esto es, con todo, que pese al aspecto del local, sus dueños o sus clientes habituales, vale la pena entrar y probar su exquisita sangría.

Estrellas Mitxolin: *


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