Una puerta cerrada (Daniel Romero y Raúl Garán, 2005)

¿Qué pasaría si pudieses vender tus secretos?. En un mundo mercantilizado, todo puede llegar y en esta ocasión el cortometraje trata, por así decirlo, de la relación cliente-empresario entre un tipo con un oscuro secreto y la empresa que se lo compra.

El intríngulis surge cuando uno de los clientes de dicha empresa resulta conocer también el secreto del personaje principal. Esto genera multitud de dudas en el personaje, que sin embargo se decide finalmente a vender su secreto.

Aunque el argumento parezca un tanto enrevesado y con mis explicaciones pueda parecerlo más, lo cierto es que en el visionado del corto todo queda más claro.

Planteada la situación ficticia, que además me parece un gran acierto por parte de sus creadores, la tensión se vuelca, en primer lugar, en conocer cuál es el secreto que ha causado tanto interés en la empresa y, en segundo lugar, por qué ha causado una “interferencia” por parte de otro de los clientes.

Pese a las carencias presupuestarias, el cortometraje está más que logrado y consigue atrapar prácticamente desde el primer momento. El reparto está muy conseguido y me apetece señalar además los diferentes cambios cromáticos o de iluminación que ayudan mucho a la trama y además , que narices, quedan muy bonitos porque yo lo digo.

Para no variar la dinámica de la tarde, el final es también inesperado y contribuye más, si cabe, a enredar el asunto y dejar al personal con la cabecita loca.

Una obra muy conseguida que además supone una interesante y positiva evolución de sus creadores.

El molómetro de Sonic: