02 mayo 2006

 

He visto... El cielo gira

El cielo gira (Mercedes Álvarez, 2004)

Inspirada, probablemente, en “En construcción” (de hecho es la montadora del mismo), Mercedes Álvarez realiza este documental ambientado en Aldealseñor, Soria, un pequeño pueblo dónde sólo residen 14 personas en las Tierras Altas de la provincia más desertificada de Castilla y probablemente de Europa.

Mercedes Álvarez no narra un documental como los típicos documentales, es decir, no se encarga ella de lo que podríamos llamar “contarnos la historia”, sino que coloca la cámara donde considera interesante, graba y nos permite ver por nosotros mismos lo que ocurre allí.

Nos encontramos con un pueblo en estado de abandono, una enfermedad que no es degenerativa pero que asola a tantísimos pueblos en nuestra tierra. Un pueblo que ha visto pasar numerosas historias, numerosas vidas, y que poco a poco ha ido quedándose sólo.

Los pocos habitantes que quedan, acompañados del pintor Pello Azketa, son conscientes del abandono de su localidad, pero no dejan de vivir intensamente el día a día, probablemente con muchísima más intensidad que muchos urbanitas de hoy en día. Recuerdan con alegría los tiempos en los que el pueblo estaba lleno de gente (hubo hasta 300 habitantes, según dicen en un momento del documental), pero al mismo tiempo se consideran orgullosos supervivientes de su generación. Con el pesar de ser, con mucha probabilidad, la última generación de Aldealseñor, mantienen al menos la alegría de haber sido capaces de no abandonar su pueblo.

Valentina, Crispina, José, Elías, Silvano y el simpático Antonino ven pasar la vida con plena conciencia de que a todos nos llega el fin. Quizá por eso, habiendo visto como el pueblo se iba quedando sin gente, hablan de la muerte sin tapujos e incluso con buen humor.

Pese a lo aislados que se encuentran y los pocos que son, están al día de la actualidad, de las elecciones (el documental es de 2004) o de la guerra. La conversación que tienen sobre la guerra y el petroleo de “Joselín” (Hussein) es memorable, sus recuerdos sobre la guerra civil esconden cierta amargura camuflada en el desparpajo con el que cuentan el fusilamiento de uno de los habitantes del pueblo, al que se requería gritar “¡Viva Franco!” y gritaba “¡Viva la República!”. Por su pueblo pasan dos coches electorales, uno del PSOE y otro del PP, con música electoral atronando, que pegan dos carteles y se van. Al menos les tienen en cuenta para pescar 14 votos más.

El gran valor del documental está en mostrar esta historia que es tan común desgraciadamente, el abandono de los pueblos por parte de los burócratas urbanos, más interesados en la creación de monstruos metropolitanos que en emplear políticas de desarrollo sostenible y conservar la vida en los pueblos.

Técnicamente me parece una copia de “En construcción” a la hora de contar los acontecimientos. No me parece criticable que lo copie, ya que en el documental está casi todo inventado y es bastante difícil ser original a la hora de narrar. Es bastante monótona la voz en off (que yo atribuyo a la directora) que sale de vez en cuando y nos cuenta alguna que otra idea. En ocasiones la obra abusa de planos fijos que muestran un poco la nada que restan dinamismo al documental.

Aun así, me parece una interesantísima obra, más por el fondo que por la forma, que a mi particularmente me ha emocionado porque el tema que trata me parece interesantísimo y porque creo que en los pueblos hay una sabiduría popular que es difícil de observar en otros lugares. Y, que narices, Antonino, uno de los habitantes de Aldealseñor, es un crack.

El molómetro de Sonic:


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